Cada seis meses movemos las agujas del reloj y en las noticias nos recuerdan la cantidad de kilovatios-hora que se van a ahorrar y las emisiones de dióxido de carbono que se van a evitar. Según el IDAE se obtiene un ahorro potencial del 5%. Según organizaciones ecologistas, con el horario de verano no se obtiene ningún ahorro y sí problemas biológicos de adaptación al nuevo horario. Veamos en que consiste todo esto y si vale o no para ahorrar energía.
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¿En qué consiste el horario de verano?
Se trata de un cambio en el sistema de referencia, la hora de reloj, de modo que durante seis meses los relojes avanzan una hora respecto a la hora habitual. El cambio se produce en las madrugadas de los últimos sábados de octubre y abril. De este modo tenemos un día con 23 horas y otro con 25.
En teoría, avanzar la hora permite ahorrar energía porque adaptamos el horario a las horas de luz. Vamos a ver porqué.
El gasto energético según la hora
Los gastos energéticos que dependen de la hora del día son tres: la climatización, el transporte y la iluminación. Al transporte no le vamos a dedicar atención, porque si bien el motor de combustión es más eficiente cuando hace frío, cualquier otro factor como las condiciones del tráfico pueden ser más determinantes para el consumo energético que la temperatura exterior.
Que el gasto de iluminación depende de la hora es evidente, puesto que de día no es necesario encender luces en el exterior ni en los hogares. El gasto en climatización varía porque durante el día calienta el sol y durante la noche no. Y por si alguno aún no lo tiene claro, en la siguiente gráfica pongo una muestra de la variación de temperatura a lo largo del día.
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Nótese que el mínimo de temperatura se produce una hora después de que salga el sol, mientras que el máximo se produce una hora después del mediodía solar.
Priorizar la climatización
Cuando pensamos en el cambio de hora, siempre nos viene a la mente que es porque así se aprovecha mejor la luz. Antiguamente la iluminación era algo caro, pero hoy por hoy es una fracción muy pequeña de lo que gastamos. En este documento del IDAE puede observarse que los gastos de climatización son 7 veces mayores que los gastos de iluminación en la zona mediterránea y 20 veces mayores en la zona continental. Por tanto el potencial de ahorro energético es mucho mayor si pensamos en climatización antes que en iluminación. Otra cosa que se desprende del documento es que el gasto en los hogares es menor que en los trabajos.
Gastos energéticos según el tipo de actividad
Tenemos que distinguir entre:
- Hogar: Hay gastos de climatización y de iluminación, pero es posible reducirlos llevando ropa adecuada -mantas, bata, ropa fresca- y manteniendo la casa bien aislada -puertas, ventanas, toldos, etc.-. También es donde dormimos, momento en el cuál más se reducen los gastos.
- Trabajo de exterior: No suele gastar en climatización. Hay gastos de iluminación sólo si es necesario trabajar de noche.
- Trabajo de interior: El gasto de iluminación es constante, no depende de la hora. El gasto de climatización es importante.
- Ocio: Ocurre igual que con los trabajos (aunque nos gusta más), sólo que el consumo de energía corre de parte de los consumidores.
¿Mejor gastar en casa o en el trabajo?
Una crítica que se le hace al cambio de horario es porque permite ahorrar dinero en la empresa a costa de aumentar los gastos en los hogares. Que los gastos corran de cuenta del empresario o del trabajador, a largo plazo es irrelevante: si los paga la empresa, acabará por bajar el sueldo a los empleados o por cerrar, mientras que si lo pagan los trabajadores, la empresa tendrá que subir los sueldos o quedarse sin empleados. Lo importante es que las actividades se repartan según el potencial de ahorro de energía total. Y como en los hogares el potencial es mayor, en las horas del día en que los gastos de climatización sean más elevados se debería estar en casa.
En invierno, el momento en el que el gasto es mayor en climatización y en iluminación es a altas horas de la noche. Por eso lo mejor que se puede hacer a esas horas es la actividad que menos gasta: dormir. En verano, en cambio, quizás queramos levantarnos al alba para aprovechar un poco el fresco de la madrugada, o bien hacer vida nocturna.
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Trabajar con la temperatura adecuada
En otro artículo en Nergiza discutimos la temperatura adecuada a la que se debe poner la climatización, teniendo en cuenta que cuando se realiza una actividad física se prefieren temperaturas más bajas. Lo que no se dijo es que para que el gasto sea el menor posible, la temperatura natural, es decir, sin climatización, debe ser lo más cercana posible a la temperatura de confort. Dicho de otro modo, los horarios laborales deberían coincidir con las horas a las que menos trabaje la climatización.
Variación del horario solar a lo largo del año
Por aquello de que la Tierra gira inclinada respecto al eje solar tenemos más horas de luz en unas épocas del año que en otras, lo que provoca las estaciones y todo eso que aprendimos en la escuela. Para saber cuándo amanece y cuándo anochece se puede consultar un calendario solar. Si nos fijamos en el caso de Madrid, localidad escogida por ser céntrica en España, podemos ver que el día más largo del año tiene aproximadamente 6 horas más de luz que el día más corto del año. Esto quiere decir que en junio amanece tres horas antes que en diciembre, y anochece tres horas después.
Entonces, según la fecha que sea, a las ocho de la mañana puede ser aún de noche y hacer mucho frío, o que el sol lleve unas horas calentando y la temperatura sea agradable. Como lo que se pretende es que durante las horas de mayor frío la población duerma, hay que intentar que en invierno nos despertemos más tarde que en verano.
¿Horarios flexibles?
Antiguamente, y muchos oficios de exterior hoy en día, rigen sus horarios laborales según el horario solar. Un horario de trabajo podría ser “Desde (Amanecer + 1h) Hasta (Amanecer + 9h)”. Una empresa que pusiera este horario abriría siempre ocho horas, pero abriría a las diez en invierno y a las siete en verano. Sería un engorro ponerse el despertador justo al amanecer. O bien nos compramos un gallo, o inventamos una aplicación para el smartphone que haga eso, porque yo no la encuentro.
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Alternativamente, la empresa podría poner un horario diferente cada dos o tres meses, con lo cual sólo tendrías que cambiar la hora del despertador cada cierto tiempo. Aunque esto tiene el inconveniente de los llamados costes de menú -el coste de tener que modificar los carteles cada vez que cambia el horario- y que puede inducir a confusión. Además, no todas las empresas adaptarían correctamente sus horarios.
Cambiar la hora de reloj
El sistema actual es equivalente a que la empresa cambiara el horario dos veces al año, pero sin tener que cambiar ningún cartel, ni modificar la hora del despertador. Además, al cambiar la hora de manera oficial, todas las empresas del país están modificando sus horarios. Una empresa que abre a las 9 am durante los meses de invierno, abrirá a las 8 am durante los meses de verano, sin tener que hacer nada. Parece buena idea ¿no?
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Pero ¿funciona?
Según Ecologistas en Acción, no. Hicieron un estudio mirando el consumo eléctrico días antes y después del cambio horario y no notaron diferencias significativas. Sin embargo, sólo la tercera parte del consumo energético en climatización es de origen eléctrico, y los resultados pudieron variar por las condiciones climáticas.
Según el IDAE, sí. Estiman un ahorro potencial del 5% (donde potencial quiere decir si se hicieran las cosas bien) además de ventajas en otros sectores.
Según mi modesta opinión, si en el momento en el que resulta más costoso mantener la temperatura confortable estamos en la cama durmiendo, tiene que haber ahorro. Conclusión: el cambio de hora sirve, pero aún se puede mejorar.
Mis propuestas
Lo primero que me llama la atención es que si al amanecer de invierno a verano hay tres horas de diferencia, ¿por qué sólo adaptamos el horario en una hora? ¿No sería mejor tener dos cambios de horario para que la adaptación sea de dos horas? Por ejemplo:
- GMT -1 : Enero, Febrero y Marzo.
- GMT +0: Resto de meses.
- GMT +1: Julio, Agosto y Septiembre.
Habría que cambiar la hora cuatro veces al año, en vez de dos, pero el sueño estaría mejor ajustado al horario solar. Se podría hacer más divisiones, pero tendría que modificarse el minutero, cosa que es más complicada, es más fácil cambiar de huso horario.
Lo segundo es que se nos suele olvidar que en verano hace calor, y que el mayor gasto en climatización no se produce por la noche, sino al mediodía gracias a los modernos equipos de aire acondicionado. Si bien las vacaciones se suelen poner en los meses estivales para huir del calor y de su cara solución, los que no tenemos más remedio que seguir trabajando podríamos recuperar la saludable costumbre de echarse la siesta, o bien madrugar más para reducir las horas de calor durante el trabajo. El problema con la siesta es que obliga a una jornada partida y dificulta la conciliación familiar. Lo de madrugar más se podría conseguir aumentando el cambio de horario, cambiando dos horas en lugar de una. El “jet lag”, el cambio en nuestros biorritmos por el cambio de horario, se notaría más pero gastaríamos mucha menos energía. Modificando la propuesta anterior sería algo así:
- GMT -2: Enero, Febrero y Marzo
- GMT +0: Resto de meses
- GMT +2: Julio, Agosto y Septiembre
De este modo, durante el invierno la hora estaría retrasada dos horas, nos levantaríamos cuando el sol llevara un rato fuera y la temperatura no fuera tan fría. Durante el verano la hora estaría adelantada dos horas, por lo que se empezaría a trabajar más temprano que de costumbre, aprovechando el fresco de la mañana.
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Las empresas que abren por la tarde o por la noche, en invierno abrirían más tarde y gastarían algo más, pero el frío de primeras horas de la noche es menor que el de antes del amanecer, además de que son menos empresas las que abren por la tarde que las que abren por la mañana. En verano también tendrían problemas porque no empieza a refrescar hasta las 7 o las 8 de la tarde, con lo que los comercios que suelen abrir a las 5 pm tendrían que modificar sus horarios en verano -cosa que ya hacen algunos, en mi barrio es rara la tienda que abre antes de las 6 pm en verano-.